martes, 7 de julio de 2009

ÉTICA Y MORAL


La ética y la moral no son la misma cosa, la moral es la idea de lo que es “bueno” y lo que es “malo”, y cómo uno debe comportarse según estas ideas, que fueron formadas y llegaron a ser una tradición en una cierta sociedad en un cierto período de tiempo.

Por ética entenderemos el deber, en general; en cuanto que las acciones humanas adquieren el carácter de buenas o malas, morales o no, en relación, justamente, con este deber. De modo que, a los fines de este ensayo, entonces, lo que nos importa es que la moral es aquel conjunto de normas que surgen del orden natural, de manera de garantizar nuestra adecuación al mismo y, de este modo, garantizar y promover la evolución de la vida. Es decir, que son las reglas que debemos seguir si pretendemos adaptar nuestros actos a la naturaleza de las cosas. Así, el hombre, insisto, se conforma al orden natural. Por ejemplo, 'no matarás' es una norma moral, porque el homicidio va contra el orden natural (contra la vida). No es, por tanto, algo negativo, en el sentido de contrario al desarrollo (a pesar de que a veces pueda presentarse con un 'no'), sino, muy por el contrario, (el verdadero respeto por la vida) es el comportamiento positivo por excelencia. La ética supone, pues, insisto, el deber frente a estas normas morales.

Es necesario comprender que “Moral” o ‘Acción moral’ es cualquier acto que haya sido ejecutado obedeciendo a los mandatos de las leyes morales. Por tanto, no todas las acciones humanas son susceptibles de recibir una cualificación moral (por ejemplo, desde el punto de vista ético el estornudar no puede merecer ninguna valoración moral propiamente dicha, salvo que lo hagamos encima de una persona para fastidiarla, con lo cual lo valorable moralmente sería nuestra intención de dañar a esa persona, no el acto de estornudar en sí). Sólo podemos hablar de acciones morales o inmorales cuando cumplan al menos un conjunto de condiciones:

- Ser una acción que afecte a normas, principios o valores morales.
- Haber sido realizada con libertad, es decir, haber tenido la oportunidad de elegir entre varias opciones antes de realizar la acción. En el caso de que no exista esa libertad (por ejemplo, si alguien me obliga a realizar un acto apuntándome con un revólver), el individuo no puede ser considerado responsable moral de esa acción.
- Que haya sido realizada voluntariamente y siendo consciente de los efectos que iba a producir esa acción. Por ejemplo, si yo realizo un acto y, sin que yo lo sepa, ese acto causa trastornos graves a otra persona, no puedo ser considerado responsable moral del daño causado involuntariamente.
- Las intenciones o fines con los que yo he llevado a cabo esa acción, puesto que puede darse el caso de realizar un acto bueno en sí mismo aunque las intenciones que motivaron ese acto fueran inmorales (por ejemplo, alguien que ayuda económicamente a una familia pobre, aunque lo hace con la secreta intención de obtener favores sexuales). O a la inversa: provocar un daño aunque mis intenciones sean buenas.